café sin azucar

Mi desayuno ya no era el mismo. El café se enfriaba y sabia mas amargo que de costumbre. Aquella mañana me puse a pensar que los días transcurridos, me habían enseñado mucho. Costaba no volver a pensar en lo que significaba para mi, sin embargo cada momento que proyectaba mi vida, me dejo evidencia de que me tenia que quedar solamente con lo bueno, y dejar lo que lastimaba atrás.
A veces nos preguntamos como es posible que una persona tenga tanta incidencia en nosotros. La respuesta flota en el aire sin poder ser atrapada.
Si había alguna charla sin temática definida, el se hacia protagonista, porque alguna vez supo formar parte de mis anécdotas, a pesar q el publico no percibió que podía ser importante, actuó como si fuera el actor principal.
Hasta que un día, alguien me mostró que las cosas podían llegar a ser diferentes. Que no vivíamos para recordar, si no para descubrir momentos nuevos junto a quien este dispuesto a seguirnos. Todavía me cuesta entender eso. Pero siempre alguien se encarga de mostrarnos que nos merecemos algo mejor.
El reto esta en dejar eso como un recuerdo y hacerle caso a quien nos conoce mas de cerca.
Evidentemente, cada día me convenzo que las personas que lastiman de esa manera, ni siquiera se conocen a si mismas entonces, es en vano intentar comprender como pueden reconocer al otro, respetarlo, quererlo.
Y llega un momento que se dan cuenta que son algo, que sienten, que quieren, que aman, pero para ese entonces muchas veces es tarde, porque aunque no nos demos cuenta mientras nos exploramos a nosotros mismos el tiempo corre, las personas cambian, y el mundo sigue girando.