miércoles, 18 de julio de 2007

Las palabras, la magia y las miradas

¿Mediríamos las consecuencias de que nos quitaran el habla? ¿Es cierto que una mirada vale más que mil palabras?, lamentablemente, me siento en posición de afirmar, que por mas que la mirada transmita cosas que la voz no transmite, en pocas ocasiones, pero presente en algunas, las palabras son necesarias.

Hace unos años atrás, en algún lugar del mundo un joven utilizaba su belleza y sus palabras un tanto encantadoras, para enamorar chicas que habitaban en su pueblo.

Se hizo famoso, por su charlatanería e iba dejando corazones rotos por doquier.

Una noche, en la fiesta más importante de la ciudad, el chico cometió la osadía de practicar su hobbie con la hija del rey. Aunque su belleza, realmente podría provocar decir palabras hermosas a cualquier chico q se le acercara, el solo lo hacia por diversión.

La inocencia de la chica, y el encanto del joven, fueron la mezcla suficiente, para que ella cayera en sus encantos. Algo raro, y fuera de las reglas pasó. Aquella mujer provoco algo en el, que hacia que no dejara de pensar en ella. Pero las normas no eran esas, y simplemente hizo lo que hacia con otras chicas, irse sin dejar rastros.

Ella no dejaba de pensar en el, aquella noche fuera de su rutinaria vida, había sido algo inesperado, hermoso, algo que no había sentido nunca. No tenia consuelo, y ni siquiera era capaz de pensar que aquel chico había sentido algo especial por ella, solo en su mente se manifestaba lo peor .La sensación de ahogo, y las incesables lagrimas hicieron que los sirvientes del castillo, se dieran cuenta de que a la princesa, le habían roto el corazón. La noticia no tardó en llegar al rey, que desesperado al saber que su hija sufría, mando llamar al mago del castillo, para que hiciera algo con aquel ser que desconsideradamente había cometido el error de lastimar a su hija. Las casualidades si existen, cuando el chico no aguanto más, el pensar en ella se había hecho rutina, decidió irla a ver para contarle lo que su presencia le provocaba. Al mismo tiempo, el mago desde el castillo lanzo un hechizo, que hizo que el chico perdiera el habla al instante, eso iba a ser la solución, para que sus palabras no lastimen mas a nadie.

Cuando el joven llego al castillo, y se enfrento a la princesa, las palabras no salían. Hacia su máximo esfuerzo, pero ya era demasiado tarde. Sus ojos se llenaron de lagrimas, los de ella no entendían nada. Desconcertada ella le pedía una explicación, él sabia que eso no era posible. Con sentimiento de culpa, se dio una vuelta y entendió que estaba todo perdido, sabia que en ese momento las palabras eran necesarias, pero el no las poseía, no podría explicarle nada. Dando sus primeros pasos al fin de la habitación, fue frenado por su inocente mirada, que desepradamente fijo con su encanto la de él. Ella lo entendía, y le estaba transmitiendo exactamente lo mismo que aquella noche inusual para ambos. El habla no fue necesaria.

Para ellos nunca fue tarde, aunque las palabras no salgan.