lunes, 14 de enero de 2008

Vinilos sin rayones

Sin duda alguna, el crecer nos hace ver cada vez de quienes estamos rodeados.
Y a pesar de los malos momentos siempre permanecen junto a nosotros aquellas personas que sabíamos que iban a estar ahí, o talvez aquellas que ni siquiera imaginamos que estarían presente en ese momento.
Si hay algo de lo que no me arrepiento es de haberlas conocido. Cada una distinta. Cada una con su don y algo que las opaca, pero formando parte de mi sin duda.
Ellas son parte de lo más importante que tengo. Me di cuenta que sin ellas no soy yo, y con ellas puedo sacar lo mejor y lo peor de mi, porque van a entenderme seguro.
Transmiten mezcla de encantos y desencantos, son totalmente heterogenias, pero son así.
No existen en ellas doble personalidades, ni mentiras, ni dobles.
Pero casi nos morimos, cuando descubrimos que una de nosotras, era una mentira.
Y duele que te quiten un pedacito que es un sostén, duele darse cuenta de la realidad, y más aun duele cuando la otra persona no sufre ni hace nada por enmendar su error.
Es como borrar obligados recuerdos que habían quedado seleccionados en el baúl indestructible. Es cuestionarse si todo el tiempo fue mentira, cuando empezó, y quien teníamos al lado.
Dan ganas de rebobinar y ver que hicimos mal, en que fallamos, que fue lo que obligo a esa persona a actuar así, sin medir siquiera el dolor que podría provocar.
Intentamos ayudarla, darle una oportunidad, pero pareciera esquivar todas las manos, esconderse, seguir en ese mundo paralelo, y no enfrentarse al espejo de la realidad, y descubrirse ella misma.
Por eso cada día que pasa, se que el resto que me rodea, son cada vez mas parte de mi.
Que me protejen, que quieren para mi lo mejor.
Son como un vinilo de clásicos, de esos que no dejamos de escuchar, y que siempre tenemos ahí, nunca pasan de moda, giran en el pasa discos de la vida… para calmarnos en momentos tristes, borrar lágrimas, y enfatizar la alegría.



Las quiero con todo mi corazón amigas.-