Hay cosas importantes en mi vida. Sí que las hay. Cosas que no se ocurren pasar por mi mente, cuando me encierro en algo sin sentido. En especial esa personita que apareció hace un año, para que mi vida cambie un poquito. Mi solcito, mi sobrino. Se que no es del estilo de mis post, escribir así, pero es inevitable, pensar que hace un año atrás mi vida era totalmente diferente. Estaba sentada, en el pasto, con unas compañeras de facultad, cuando sonó el teléfono, para avisarme que estaba por nacer.
No puedo explicar lo que sentí en ese momento. Fue como que un gélido aire, invadiera la primavera de octubre entrara a una velocidad máxima por mi boca recorriera mi cuerpo, hasta llegar a mis ojos, y hacerlos lagrimear. Corrí, y llegue unos minutos antes, a que mi hermana entrara a la sala de parto. La vi nerviosa, estaba con un brillo tan especial en los ojos, es raro, con mi hermana siempre tuvimos una conexión especial. Me complementa, me llena, aunque no se lo pueda decir a veces, no me imaginaria la vida lejos de ella. Por eso note ese brillo tan particular, esa sonrisa nerviosa, alegre, y a su vez llena de miedo. La mire, ella miraba para todos lados, intente frenarla, y trasmitirle que iba a estar todo bien, se que me escucho, lo sintió, aunque recuerdo que en el momento, pareció no advertir mi mirada.
Se perdió en el pasillo. De ahí en más las horas se me hicieron eternas. No podía imaginarme otra cosa, que no fuese la cara de mi sobrino. En ese momento era lo único que ocupaba mi cabeza (por qué no tomar en cuenta eso tantas veces que me pongo a pensar en cosas que no valen la pena???… pero en fin, son cosas que no podemos explicar, estaríamos cuenstionandonos toda la vida..). Los minutos parecían años, corría de un lado a otro, intentaba hablar con alguien, pero el nerviosismo era general.
No me voy a olvidar más… cuando sentí el ruido de las ruedas deslizándose por el piso de aquel lugar. Fue como una avalancha, a todos se les ocurrió pararse al mismo tiempo. Pude percibir poco, pero sabia que era hermoso. Llegue a verlo, un poco. Mi hermana aun no había salido. El ya estaba ahí, lleno de luz, calló a todos en un segundo, y sentí en medio del silencio, una música rara, especial…sus primeros llantos. No solo lloraba él, sino todos los que lo rodeaban. En ese momento, mis lagrimas no salieron, porque creo…que el nudo que tenia en la garganta, era tan grande…que mi organismo se encargaba de acomodarlo, y mi corazón de tranquilizase.
Se lo llevaron a una habitación, de ahí no lo pudimos ver, hasta que trajeron a su mamá.
Estaba todo el mundo cansado, yo me quería quedar, pero… el horario había terminado. No hay horarios para el corazón, ni para las emociones, pero quien se lo explica a los directivos de un sanatorio?...
No podía esperar al otro dia. Así que entré de golpe. Mi hermana bajo los efectos anestésicos no entendía mucho, le pregunte como estaba, a lo que respondió – “bien, me duele un poco la panza”, y sin prestarle mucha atención corrí a mirarlo. Era un angelito, era algo frágil, que me daba toda la fuerza en el momento para protegerlo. Al mirarlo sentí como que ya formara una parte de mí.
Desde ese momento, un año atrás… no dejó de sorprenderme, de emocionarme, y de hacerme la vida más linda, enseñándome que hay algo más importante esperándome, que no todo es tan grave, que en el siempre voy a encontrar una calma inocente, ilusa, que no sabe lo que ocurre afuera, pero si presiente lo que ocurre en cada uno de los miembros de mi familia.
Pagaría por vivir mil veces el momento en que lo vi por primera vez. Y a un año de su aparición en nuestras vidas, ni yo ni los que nos rodean, podríamos imaginarnos la vida sin el.
Te quiero mucho, feliz año sobrinito.
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1 comentario:
Hola Sun, me hiciste emocionar. Que hermoso lo que contás, así que feliz cumple tía preciosa y que todo sea lo mas lindo para la frutillita que vino a iluminar a tu corazón.
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